Siempre tuve un defecto, no sé decir que no. Como una idiota fui con el moño en la cabeza. Salimos de aquella histeria hacia otro lugar huyendo de los colmillos de la soledad. Fue ahí que comprobé que siempre puede haber algo peor, fue así que comprobé que la angustia es prima de la desesperación y que a veces, tal vez, estar sola es mejor y que al cielo no se llega nunca de a dos. No existe peor remedio que la enfermedad. Fin del turno, lo molesto señor, a este animal nocturno la mañana lo encontró al huir sin hígado, sin pecho y sin amor.
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Me llamo Florencia Jaime y uso este espacio para subir las cosas que tengo ganas.
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