Aunque lleve el pasado en su mochila
Y cobije al futuro en su cabeza
Nunca llegó a hacer pie en sus predicciones
Ni a ahogarse con la sal de una certeza
Oculto en la esperanza del naufragio
De sus atemporales ignorancias
La noche fue un verdugo en diagonales
Que lo sacó a pasear en ambulancias
Para vivir tranquilo sus victorias
Lejos de la saliva más violenta
Se construyó un castillo de parodias
En el ojo sin fin de las tormentas
Gritó que el infinito es un instante
Que nos empuja al borde de un barranco
Que el calendario es insignificante
Y el tiempo es un ladrón de guante blanco
Aunque puso su vida en casi todo
Y dedicó su tiempo a las pasiones
No tuvo del ayer más que cenizas
Ni del mañana más que pretensiones
Por querer alcanzar lo inalcanzable
Le quemaron las manos y las ansias
Víctima de pasadas experiencias
Cómplice de futuras circunstancias

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