Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden, y aquellas voces no me hablan más. Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar. ¿Qué esperás? Mostrame todas las cartas, a cara de perro no sé jugar. Me endulzás, el ego siendo sincera, dale un poco y te va a pedir más. Lo sabés, no hay arma más seductra, que contestar siempre la verdad. Siempre estás, del el otro lado del muro, de los lamentos que me contás.

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